Equipo Apartado Nacional de Comunicación y Divulgación en Ciudad Quesada

José Pablo Chaves

El sábado 10 de febrero, a 16 días de haber sido trasladado de Monterrey a Catedral, Ciudad Quesada, tuvimos el regalo del Señor de compartir la Eucaristía en una de sus filiales, en la Capilla de Adoración Eucarística, en el Barrio Baltazar Quesada.

El abrazo recibido cuando nos encontramos en la Capilla fue intenso y nos dejó ver su parte emotiva.

Compartimos Los Walsh, Willy y Yamileth, CODI San José, Los Arroyo, Aldrin y Julissa junto a sus dos hijos, de la WEB, Los Riggioni, Marcos y Xinia, CODI de Ciudad Quesada y Los Pacheco, Luis y Nubia, CODI Nacional.

Rescatamos de su sermón el mensaje de humildad del leproso que se acerca a Jesús y le dice: “Señor, si quieres, puedes sanarme”. Se olvidó de sí mismo y se puso en las manos de Jesús. Nos llamó a revisarnos, ya que hoy día se nota cómo el egoísmo nos está dominando.

Al final de la Eucaristía habló de su llegada al territorio Parroquial, donde ha sido recibido en forma muy calurosa; muchas personas han llegado a la Sacristía a darle la bienvenida. Resaltó la enorme diferencia entre los climas del lugar que dejó y Ciudad Quesada, ya que en Monterrey pasaba sudoroso todo el día, dormía con una sábana y en muchas ocasiones sin ella, y ahora en Catedral, el fresco lo obliga a dormir con cobija y colcha.

Aprovechó para pedirle a los feligreses que no leyeran las lecturas del folleto, sino que escucharan la voz del Señor que se proclama, ya que cuando alguien importante nos habla debemos prestarle atención. Para concluir les recordó su nombre y pidió que no le siguieran llamando “el padre nuevo”, pues ya tiene días de visitarlos.

Posteriormente, acompañó a nuestro equipo en el compartir de los alimentos en casa de Los Riggioni y nos externó su alegría por el buen recibimiento de la comunidad, que se está acomodando en su nuevo hogar y que tiene la tentación del olor a pollo frito porque le encanta, pero que aún no ha caído. Contó que está haciendo ejercicio y natación, en procura de cuidar su salud.

Oramos al Señor, Sumo y Eterno Sacerdote, para que su Santo Espíritu ilumine al Padre Pablo con todo lo que él necesita para vivir con alegría su vocación, y la Santísima Virgen María lo acompañe en su caminar.

Preparado por: Los Pacheco, Luis y Nubia.

Revista Encuentro

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