La Familia Comunidad De Amor

Reflexión por: Monseñor José Francisco Ulloa Rojas Obispo Diócesis de Cartago.

La familia es la primera y fundamental escuela para toda persona humana. Como base de la sociedad es donde se aprende a amar, a ser padre y madre, hijo y hermano. En la familia se realizan funciones económicas, educativas, sociales, psicológicas y religiosas, necesarias para el desarrollo de la persona y para su integración en la sociedad y en la Iglesia.

Es en la familia, donde se construye y madura la persona. Con razón la familia es la imagen que se parece más a la Comunidad Trinitaria. Dios es comunión de las tres Personas divinas, y en Ella la única relación que existe es una relación de amor. El Hijo al decidir formar parte de una familia en medio de nosotros, eleva la familia humana a la dignidad de Iglesia doméstica. Por esta razón la familia ha de procurar ser imagen de Dios.

Podríamos preguntarnos, ¿Por qué muchas veces se rompe la unidad familiar por la falta de amor, por la violencia, por la irresponsabilidad, por los vicios y por otras causas?  Podríamos responder, sin temor a equivocarse, porque falta de un verdadero encuentro con Cristo, y sólo el encuentro con Cristo posibilita vivir el mandamiento del amor. El amor es la vocación fundamental e innata de todo ser humano, que se puede realizar en el matrimonio y en la familia. Dios ha dejado su proyecto de vida para la familia en su Hijo Jesús, cuando visitó la familia de Zaqueo y dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa” (Lc 19,9). Este proyecto se hace realidad en la Iglesia cada vez que la familia se convierte en “Iglesia doméstica”. Jesús mismo que integró una familia con san José y la Virgen María (cfr, Lc 2,40-52), enseña y lleva a las familias a vivir el amor, la comunión y unidad de las personas, a custodiar la vida y ser testigos de su amor en el mundo.

El matrimonio de donde nace la familia, asumido y elevado por Cristo a la dignidad de sacramento, es signo de su entrega amorosa por la humanidad. No se debe tener miedo a la vida matrimonial y familiar y al compromiso de un amor que es capaz de entregarse en la fidelidad para toda la vida. Ahí está el camino de la verdadera felicidad, de la que Dios es custodio y garante. Por este motivo, la familia ha de ser sujeto y protagonista de la evangelización y del desarrollo social en todas sus dimensiones. Esto es lo que Dios le confía hoy. Es el tiempo de la familia. La familia es el futuro de la Iglesia y de la humanidad.

Por eso, haciendo eco del Papa San Juan Pablo II, le decimos a la familia:” ¡Familia, cree en lo que eres!¡Familia, sé lo que eres! (FC 17).

En síntesis: el amor, la comunión y la vida son el núcleo de la misión de la familia cristiana en la Iglesia y para la Iglesia.

Revista Encuentro

Sacerdotes Amigos